¿Látigo? Descubre está caricia erótica

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Para Brenot toda estimulación particular del cuerpo puede ser excitante, con una sola condición: que el juego cuente con el libre consentimiento de ambas partes/ Fuente: Photos.com
Diana Oliva

POR: Diana Oliva

Estudió periodismo en la FCPyS. Es aficionada a la literatura clásica y su mayor pasión son los perros.

21-06-2013

Esposas, pinzas, vendas…las opciones pueden ser infinitas, pero un símbolo erótico por excelencia en las prácticas sadomasoquistas es, sin lugar a dudas, el látigo.

 

De acuerdo con el sexólogo y autor del libro “Diccionario de la Sexualidad Humana”, Philippe Brenot, la flagelación sexual puede tener otro origen que va más allá de las prácticas sadomasoquistas, especialmente la de la iniciación progresiva a través de un erotismo consentido, y esto se puede deber a la literatura.

 

Para Brenot toda estimulación particular del cuerpo puede ser excitante, con una sola condición: que el juego cuente con el libre consentimiento de ambas partes. Por ello, si deseas practicar o experimentar una caricia a  través del látigo, Salud180.com te presenta algunas recomendaciones:

 

1. Ambiente. Más allá de la intensidad de los golpes (con lo que debes tener extremo cuidado), lo importante es el escenario. Trata de que éste sea armónico con lo que deseas representar: iluminación, música y, sobre todo privacidad.

 

2. Atar.  Antes de iniciar, amarra  a tu pareja boca abajo sobre la cama. Si tu objetivo es proporcionarle latigazos sobre la espalda coloca una almohada sobre su cabeza, si quieres que sea en las nalgas deposita el cojín debajo de éstas.

 

3. Precalentamiento. Con el mango del látigo recorre el cuerpo de tu paraje. Empieza por la nuca, baja por la espalda, roza sus nalgas y genitales y termina en sus pies. Esto le provocará una gran excitación.

 

4. Inicia suavemente. Primero realiza esta acción a lo largo de su cuerpo, de manera lenta, pero sobre todo delicada como si fuera un masaje. Comienza en las pantorrillas y  ve subiendo metódica y rítmicamente. Sin embargo, evita las áreas más riesgosas, como los riñones y la parte de atrás de las rodillas.

 

5. Episodios de descanso. Cuando alcances el nivel deseado, para algún tiempo para acariciar, con las manos y con el látigo, las zonas sexuales de tu compañero. Después de uno minutos recomienza la sesión de golpes.

 

6. Dolor convenido. Recuerda que el umbral de dolor del castigado subirá a medida que su cuerpo produzca endorfinas y adrenalina. Siga hasta alcanzar el nivel convenido.

 

7. Final. Desátalo,  o si él lo prefiere, déjalo en esa pose y realízale el amor.

 

Como en toda práctica sadomasoquista o en cualquier experiencia sexual, lo más importante es que siempre exista el respeto entre ambos miembros de la pareja.

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