Impulso sexual: ¿pareja o placer?

El impulso sexual, junto con el instinto de conservación, dirige la vida sexual de hombres y mujeres, el cual surge como respuesta a una necesidad por satisfacer: el sexo.

Dicho impulso es un tipo de atracción que las personas sienten hacia otras personas, ya sean de su mismo sexo o no, el cual está determinado por una serie de factores de carácter biológico, psicológico y social, según sexovida.com

Las hormonas que se disparan en el cerebro constituyen la “base” del impulso. La congestión o vasodilatación o flujo sanguíneo a la pelvis es lo que hace posible la erección en el hombre, y la lubricación en la mujer.

A partir de la necesidad primaria, en la que están involucradas dos personas, surge una reciprocidad, dar y recibir. Entonces, el impulso tiene como fin la búsqueda de pareja y ha evolucionado de forma diferente: de vida sexual, al amor romántico y afecto.

Según la antropóloga e investigadora Helen Fisher, el amor romántico es más fuerte que el impulso sexual porque una de las características principales del enamoramiento es el deseo de vida sexual exclusiva, ser muy posesivos con el ser amado, lo que se conoce como "vigilancia de la pareja", según el blog eros de elpaís.es

  Masculino vs femenino

Los sistemas y aparatos involucrados, en este impulso, son el sistema nervioso central (SNC), específicamente el cerebro y el hipotálamo, el sistema endocrino, con la producción de hormonas, moduladora del funcionamiento de los ovarios en la mujer y de los testículos en el hombre y que dan tendencia al impulso sexual.

Se pueden reconocer diferencias entre ambos sexos en cuanto a la manifestación de la vida sexual; es decir, en cuanto al ritmo y forma de realizar las prácticas sexuales, según el sitio respuextas.com

El hombre, de forma general, puede encauzar su deseo en una manifestación sexual individual o de pareja de una forma muy rápida y sin mayor preámbulo que la práctica sexual en sí. Sin embargo, la mujer requiere de forma habitual de un entorno sentimental afectivo donde se sitúe la conducta, como parte de su vida sexual.

En la relación hombre-mujer hay que adaptar esta diferencia en la forma de manifestar las conductas, para que ambos desarrollen su vida sexual plenamente y que ninguno acuse al otro de escasez del deseo, o falta de amor y cariño.

El impulso sexual es innegablemente un evento neurobiológico, los elementos psicológicos son los que regulan su expresión y, por tanto, somos nosotros quienes administramos, según nuestra voluntad, la manera como nuestro impulso es dirigido hacia cierto tipo de vida sexual, que es donde reside la principal diferencia entre el impulso masculino y el femenino.

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