¿Pagas por placer?

Desde un punto de vista neuronal, el pagar por sexo incrementa los niveles de dopamina, endorfina y adrenalina del cerebro; un proceso similar a lo que ocurre en la adicción. Así lo expresa en entrevista para Salud180.com, el doctor Eduardo Calixto.

Cuando uno paga por un evento, independiente que este sea sexo, lo que se busca es obtener una respuesta inmediata ante el proceso de necesidad y de deseo. En el caso de la intimidad, las personas buscan una liberación de dopamina a expensas de un valor económico.

  ¿Placer que tiene un precio?

Para el  titular  y jefe del Departamento de Neurobiología de la división de investigaciones en Neurología del Instituto Nacional de Siquiatría “Ramón  de la Fuente”, Eduardo Calixto, esta acción se encuentra determinada por dos elementos:

1. La clandestinidad del evento. Que hace que se genere el reforzamiento o el proceso de anticipación de liberación de dopamina.

2. Se hace adictivo. Se tiene una recompensa de manera inmediata lo que produce placer. Esto se presenta tanto para quien ofrece el servicio como quien lo paga. Al cerebro le gusta afianzar efectos benéficos sin tener que esperar tanto.

Esto es más frecuente entre hombres de una edad temprana, ya que cuando se es más joven se liberar más dopamina.

Además de ello, Eduardo señala que al pagar por sexo, se presenta una disminución en la actividad de la corteza frontal, esta área es la encargada de poner un freno a la liberación de dopamina. Lo que hace que se encuentren a expensas del placer que experimentan.

Un estudio efectuado por el grupo sin ánimo de lucro Prostitution Research and Education, descubrió que los hombres que pagan a cambio de sexo tienen más posibilidades de cometer otros delitos, entre ellos violencia contra las mujeres. ¿Estarías dispuesto a pagar por sexo?