Música para hacer el amor

En gustos se rompen géneros, dice el refrán. En el caso de la música, dado que se trata de un gusto muy personal, cada canción evoluciona y cambia según el momento que esté viviendo cada individuo. Y más si es música para hacer el amor.
 

Hay gente a la que le seduce una pieza de jazz, con un saxo tenor como protagonista principal, y hay personas a quienes un buen heavy metal las excita hasta el paroxismo. ¿A qué grupo perteneces tú?

En Salud180 creemos en el poder de la música, al ser capaz de generar una atmósfera romántica o un ambiente orgiástico. No cabe duda de que las notas musicales pueden cambiar el ritmo en la cama y hacer que el sexo sea haga a fuego lento o con matices salvajes.

Elabora tu propia selección de “porno tracks”. Nosotros te sugerimos los siguientes temas para disfrutar de un día con tu pareja sin salir de la cama.

Para el amanecer

Una jornada de buena música para hacer el amor debería empezar, sin duda, con bossa nova, seguir con un poco de jazz, mezclar una cucharadita de rico soul y acabar, de nuevo, con bossa nova. Para ello podemos empezar escuchando a Baden Powell, colaborador de Vinicius de Moraes y delicado guitarrista brasileño. Una de las versiones más dulces de su extensa discografía es Samba Triste, así como Desafinado, dos temas para revolver las sábanas y darse los “Buenos días”. Con música así, comenzamos la jornada con una inmejorable dosis de energía.

Antes y/o después del café

Es el momento de una ducha a dúo, fresca y con buen humor, Stan Getz podría ser el elegido para, después de un descansito, subir de nuevo la temperatura en el cuarto de baño, para acariciarnos con suavidad. “Getz Plays Jobim: The Girl from Ipanema” es indiscutiblemente uno de los discos más acertados para ver nuestros cuerpos desnudos, iluminados por el sol de la mañana, perfumados por la pasión.

Para la hora del aperitivo

Antes de comer, se antoja un poco de jazz para seguir relajados y no perder la excitación. Te proponemos disfrutar de uno de los mejores discos de la historia: “Kind of Blue” de Miles Davis, junto con John Coltrane, Julian, Bill Evans y Wynton Nelly, entre otros. Un clásico que puede faltar en tu discoteca y que vale igual para empezar una cenita, para desnudarte lentamente ante tu pareja o para comenzar con un masaje y llegar a un fin de fiesta de lujo.

¿Qué tal una siesta?

Para hacer la digestión no hay nada mejor que un "disco de sofá", de esos que te invitan a acurrucarte en el torso de tu pareja y a seguir respirando su olorcito, de esos discos que antes de la siesta te ayudan a aumentar la libido porque invitan de postre a los besos húmedos, medio despiertos, medio dormidos, a media luz recostados sobre el sillón. Nuestra propuesta: Nnenna Freelon y su disco “Tales of Wonder”, perfecto para la ocasión.

Para la hora de la merienda, a media tarde

Después de la siesta estamos como nuevos, y con ganas de fiesta. ¿Y si cambiamos de tono y escogemos un buen rock? Dos piezas de The Doors son imprescindibles: Riders on the storm y Light my Fire. O si quieres algo más fuertecito, debes de poner algo de The Cure, como Lullaby o, aún más, un poco de buen heavy metal, como Iron Maden.

Cae la noche

Hay que ir pensando en hacer la cena y por qué no acompañarnos de la garganta negra de la desaparecida Amy Winehouse. En lo que preparas la pasta y la ensalada, un par de tracks de su primer disco “Frank”, menos popular pero más exquisito que “Back to Black” o “I Told You I Was Trouble”.

Y, dependiendo de lo cansados o prendidos que estén, una buena manera de irle encontrando gusto a la noche es acompañarnos de las melodías del jazzista Oscar Peterson. Cualquiera de sus discos es válido. Ahora sí, ¡dulces sueños!!

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